Traslado de las Reliquias de San Eutropio


El entierro de San Eutropio, dadas las circunstancias del momento, se llevó a cabo sin muchos preparativos. Los cristianos de Saintes no le rindieron culto público a su primer apóstol por miedo a la persecución. Con el paso de los años se olvidaron hasta de su martirio, pero no de su misión apostólica. Algunas familias se iban transmitiendo por tradición oral el lugar del enterramiento. Su tumba fue guardada fielmente e identificada por las generaciones sucesivas de cristianos santonenses desde la muerte del Santo hasta la traslación solemne de sus restos en el año 375.


San Paladio I gobernó la iglesia de Saintes desde el 370 al 380. Hizo construir una iglesia y trasladar allí los restos de San Eutropio. Cuando abrieron el sepulcro para el traslado, vieron que en el cráneo había una señal de golpe de hacha. ¿Sería aquélla una pista que llevaría a conocer su martirio?

El averiguar que había muerto mártir y no sólo confesor, tenía mucha importancia. La Iglesia trata de diferente manera a los mártires y a los confesores. Estos eran enterrados en tumbas adosadas a las paredes de las iglesias, o puestos en arcadas abiertas en los muros. Los mártires, debajo del altar o junto a él.


San Paladio se mostró muy reservado ante la cicatriz del cráneo. ¿Habría muerto San Eutropio mártir de la fe, o sería por venganza personal?


En el siglo IV nada había escrito sobre San Eutropio. Los primeros escritos referentes al Santo son del siglo VI y se los debemos a San Gregorio de Tours y a San Venancio Fortunato.

 

San Gregorio nació en el año 538. Fue obispo de Tours desde 573 a 594. En su obra «DE GLORIA MARTYRUM» narra lo siguiente: Eutropio «después de haber llenado su misión de Obispo y de predicador del Evangelio a los fieles vio levantarse contra él el furor de los paganos, pues el autor de la envidia no quería que creyesen.

 

Herido mortalmente en la cabeza, sufrió un glorioso martirio. Mas porque en aquel tiempo, por causa de la persecución, no fue sepultado en digno lugar, los cristianos no le dieron el culto público que le era debido. Se olvidaron hasta de que murió mártir, lo cual se conoció de la siguiente manera:  «Después de muchos años fue erigida una basílica en su honor, y terminada la obra, Paladio, que regía la Cátedra episcopal de Saintes, convocados los sacerdotes, hizo trasladar los sagrados restos al lugar preparado. Cuando esto se llevaba a efecto, dos de los sacerdotes, abierto el sepulcro, miran el cuerpo del Santo y ven la cicatriz de la cabeza que había sido hecha con un hacha. Para que esta constatación no perdiera su valor, un milagro vino a fijar la lección que comportaba. La noche siguiente al traslado, mientras los sacerdotes gustaban un dulce sueño, Eutropio se les apareció y dijo: "La cicatriz que habéis visto en mi cabeza, sabed que es la señal cierta de mi martirio".

 

«A partir de este momento, la revelación del martirio fue llevada al conocimiento de los pueblos, llenando así una laguna histórica sobre el martirio de San Eutropio» .


La crítica histórica admite la autenticidad e integridad de este documento, que coloca hacia el año 590. Esta traslación de las reliquias tuvo lugar el 14 de octubre del año 375.


La iglesia que levantó San Paladio, con el correr de los años, amenazaba hundirse y fue reparada por San Leoncio II, arzobispo de Burdeos, a cuya provincia eclesiástica pertenecía el Obispado de Saintes. Así lo atestigua San Venancio Fortunato, obispo de Poitiers. Este Santo había nacido cerca de Trento, el año 530. Hacia 595 fue nombrado obispo de Poitiers. Murió el 14 de diciembre del 600. Su principal obra como escritor es CARMINA MISCELLANEA, que contiene 11 libros, con himnos, elegías, poemas, epigramas y epitafios. De él son el Pange lingua, el Vexilla Regis, el Ave Maris Stella y otros himnos introducidos en la Liturgia. Escribiendo al arzobispo de Burdeos, le decía: «La Basílica suburbana que lleva su nombre (el de Eutropio, Eutropitis aula) se arruinaba amenazada por su propia antigüedad. No era el peso del techo sino las aguas la causa del malestar. Una noche, Eutropio se apareció a un sacerdote durante el sueño y os designó, oh Metropolitano Leoncio, como el futuro restaurador de su templo. Esta visión fue menos una recompensa del sacerdote que vuestra... Ahora este templo antiguo, restaurado por Vos, tomará una vida nueva. Eutropio fue el primer Obispo de la Ciudad de Saintes... En adelante el Santo habitará su iglesia sin que el reposo de sus cenizas sea turbado» .


Esta reparación se hizo después del año 561. Maillé sostiene que la iglesia de Eutropio, de la que habla San Fortunato, era probablemente un edificio construido por Eutropio y no su iglesia funeraria .

Hecha dicha restauración, el culto a San Eutropio recibió un impulso decisivo. Se extendió por toda Saintonge, por la Guyenne y otras regiones.


Más tarde fue edificado un monasterio junto a la iglesia para la guarda de la tumba y servicio del culto.


«Gallia christiana» atribuye la fundación a San Paladio II, obispo de Saintes desde el año 576 al 596. Es el sucesor de Leoncio II.